Explorando

ExplorandoNos habíamos conocido hacía poco en un chat de internet y nos habíamos gustado, o tal vez, hicimos por gustarnos ya que ambos estábamos sólos y necesitábamos la compañía de una persona del sexo opuesto. Así que la primera vez que quedamos, follamos como locos, en mil posturas y varias veces. Me gustaba, tenía el culo bien puesto y los pechos pequeños.La segunda vez, ya más relajados, la cosa cambió algo. Nos metimos más en preliminares y aunque follamos salvajemente, ya el primer ansia no estuvo tan presente. Esa vez le dedicó mucho tiempo a mi polla, era una auténtica adicta a mamar, le encantaba restregársela por los labios, meterla en su boca y pasar su lengua por mi rabo, pero por desgracia, siempre he tenido complicaciones para correrme mientras me la chupaban, en pocas ocasiones lo han conseguido. Se quedó un poco frustrada, porque a su ex-marido con dos chupadas lo dejaba seco, pero disfrutó porque pudo tener mucho tiempo mi polla entre sus labios.La tercera vez me decidí a probar algo nuevo con ella. Las otras veces de acostarme con ella me había dado cuenta de que cuando se tumbaba boca abajo los cachetes de su culo se separaban y dejaban bien visible su ano, que tenía un color rosita muy apetecible. Me lancé a su culo y le pegué un primer lametón, que la sorprendió porque nadie antes se lo había hecho, pero a la vez la puso cachonda. Seguí haciendo círculos con mi lengua en el agujero de su culo mientras la oía gemir, llenándolo bien de saliva. Mi lengua comenzó a entrar dentro de su culo, saboreándola donde nadie la había saboreado antes, follando su culo con la punta de mi apéndice. Me tumbé entonces boca arriba y ella se subió encima y comenzó a cabalgarme, metí un dedo en su boca para que lo llenase bien de saliva y lo introduje por su ano. Siguió saltando encima mía, clavándose mi polla durísima en su coño y mi dedo en su culo, mientras le chupaba esos pezones rosas que se inflaban cuando estaba cachonda y se corrió enseguida, gimiendo sin parar. Según ella, fue el mejor orgasmo de su vida.La cuarta y última vez fue ella la que quiso explorar. Después de aquello, volvió con su marido y yo me quedé con ganas de seguir acostándome con ella. Pero me hizo un buen regalo. Nada más desnudarnos me pidió que me tumbase y fue ella la que disfrutó lamiendo mi ano. Tampoco lo había hecho nunca y a mí nunca me lo habían hecho, aunque si que he jugado con él y me he metido algún dedo. Le gustaba mucho mi culo, es redondo y mullidito, y me lamía con ganas, su lengua se metía dentro y yo disfrutaba con la sensación. Me puse a cuatro patas y le dije que me hiciese una paja mientras me chupaba el culo y ella obediente se puso a ordeñarme. Yo estaba que iba a explotar, así que me tumbé boca arriba, levanté mis piernas y le dije: méteme un dedo y chupámela, creo que así tendrás tu merecido premio. No lo dudó un instante y chupó su dedo y lo metió despacio en mi ojete, poniéndose muy cachonda al ver como entraba. Comenzó a mamármela, y yo, cachondísimo como estaba sabía que iba a correrme. No dejes el dedo quieto, fóllame el culo mientras me la chupas, y comenzó a mover su dedo adentro y afuera mientras su boca recorría toda la longitud de mi capullo. Entonces se vino arriba, sacó el dedo que me había metido y chupó otro y me metió los dos a la vez. Sentí dolor, pero cuando empezó a follarme con ellos, me corrí sin remedio, llenando su boca de un montón de leche caliente que se le derramaba por la barbilla. Sonrió y se trago todo el sémen que le quedaba en la boca.Fue un buen final para una buena, pero corta, relación de cama.